sábado, 31 de marzo de 2018

LUCILA LASTERO (Buenos Aires - Salta)



Mientras te espero

Por aquel entonces, él ya estaba harto de su vida acompasada y metódica.
El primer aviso llegó de sorpresa: ella lo visitaría pronto. Él estaba muy ocupado ese día, debía revisar unos informes para presentar cuanto antes en la oficina de Recursos Humanos. Se alegró por la noticia y dejó que su vida transcurriese al ritmo que determinara el tiempo.
El segundo aviso fue más conciso. “Llego mañana por la tarde”. Era jueves y el mes estaba próximo a finalizar, el jefe le rendiría cuenta de las estadísticas de ventas de la última temporada. Debía preparar los documentos, no tenía tiempo de desarrollar    ansiedades previas a la visita.
Al día siguiente, ya se encontraba desocupado y sin ganas de hacer nada más. Era un hermoso día de verano, el sol brillaba soberbio y el aire de febrero invitaba a reposar la tarde en la galería.
El tercer aviso era el que aguardaba: La Muerte llegaría en dos horas exactamente. Preocupado, se puso su mejor traje, se peinó con esmero y salió a buscarla, casi corriendo, para llegar a tiempo y no hacerla esperar. No pudo. Una extraña descompensación lo derribó a medio camino. Ella había llegado al encuentro antes de tiempo.

¿Dónde estará?

Mamá no aparece. ¿Dónde está mamá? Se fue anoche y no volvió. Mis hermanos están muy tristes. A papá lo vi angustiado y haciendo llamadas telefónicas a todas partes.
¿Dónde estará mamá? Ya es hora de dormir y no puedo porque no dejo de llorar. Papá no viene a consolarme. Dice que está muy ocupado, que tiene que terminar cuanto antes ese pozo profundo que está haciendo desde esta mañana en el patio…

Princesa

La princesa que había en ella se visitó de pordiosera y salió a buscar el amor barato de un lacayo del rey. Pero no lo consiguió y tuvo que seguir besando la piel fría de un príncipe convertido en un ridículo anfibio.

Medusa.

Mientras Perseo se acerca  haciendo brillar su amenazante espada, Medusa maldice a la intolerancia de la sociedad, incapaz de aceptar a los cultores de aquellos raros peinados nuevos.
Ya con el filo de la espada en su garganta, piensa que hubiese preferido perder la cabeza por un hombre.

Buen partido

Ella era un buen partido. Aunque de esos llenos de emoción pero con pocos goles, en los que ningún equipo sabe realmente aprovechar la oportunidad grandiosa, todo termina con amargo empate y nadie festeja de verdad.

Lucila Rosario Lastero nació en Buenos Aires, en 1978. Se radicó en Salta en 1980. Profesora en Letras por la Universidad Nacional de Salta.
Recibió varias menciones y premios literarios en concursos nacionales  de cuentos. En el año 2007 ganó el Primer premio en los Concursos Literarios anuales de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta, por el libro de cuentos No habrá nunca una puerta. En el año 2010 ganó  una beca en el “Concurso Becas para artistas y escritores del interior del país, Especialidad Letras” del Fondo Nacional de las Artes. En el año 2011 ganó nuevamente el Primer premio en los Concursos Literarios anuales de la Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta, esta vez en el género Poesía, por Tres heridas. Integra las Antologías Monoambientes. Microrrelatos del Noroeste argentino (Rogelio Ramos Signes comp., 2008), Eva decidió seguir hablando(Raquel Guzmán y Miriam Fuentes comp., 2009), Basta. Cien mujeres contra la violencia de género(Macedonia Ediciones, 2013), Todo el país en un libro (Sergio Gaut Vel Hartman comp., 2014), Antología Trinacional “Borrando Fronteras” 2014 (Macedonia, 2014) y Regreso en Breve (Ed. El Mono Armado (2015)

No hay comentarios:

Publicar un comentario